lunes, 2 de agosto de 2010

LOS SENTIDOS Y LAS ARTES

Hay que hacer del espacio del conocimiento algo agradable, es preciso ambientarlo, asirnos de todos los elementos posibles, no hay duda que en este caso es básicoel papel que desempeña la creatividad, de ella depende la ambientación, si se habla de la poesía, por ejemplo, se debe lograr que todo respire poesía, de esta forma pondremos en juego la vida anímica que según Gertrud Bortstieber Lukács es el paso de tendencias conscientes a inconscientes o viceversa (1).


Es posible aplicar operaciones que dinamicen los resultados y produzcan la interrelación de subjetividades, los medios audiovisuales así lo permiten, con ellos "se hace objetivo algo que en manos del lector es producto subjetivo"(2), partiendo de la premisa que supone que la subjetividad se esfuerza por captar y dominar el mundo de los objetos (3), se puede pensar que para enseñar la literatura es necesario estimular la capacidad subjetiva del ser humano estimulando sus sentidos.

Es importante que utilicemos dentro del aula de clase, si no todos, al menos parte de los elementos que la tecnología nos ofrece. Experimentar con el cine, la televisión o la audición permite comprobar y conocer cuáles formas logran que el estudiante asimile con mayor facilidad un conocimiento, toda experimentación en el aula de clase influye en el estudiante, cambia sus condiciones, lo lleva a pensar por sí mismo.

El lenguaje oral y escrito refleja los sentidos, pero los medios audiovisuales permiten que un hecho subjetivo, como es la imaginación suscitada por la lectura, sea compartido y sentido por colectividades, la verdad es que los medios audiovisuales hacen pequeño lo que en la lectura se toma grande y dificultoso.

La escenificación es un arte, la producción literaria es otro, "no existe el arte en general sino las artes" (4) lo cual no quiere decir que ambas no se puedan complementar, de hecho conforman un excelente equipo que hace posible la enseñanza de la literatura, es más, no es posible que el estudiante ame la literatura y se acerque a la lectura mediante un momificado texto guía, ningún arte admite que sus puertas sean abiertas con el sedentario y hermético método tradicionalista, ya es hora de ampliar las fronteras y aceptar que la tecnología se puede conjugar con el delicioso hábito de la lectura.

Todos los sentidos perciben el mundo de manera diferente, la forma como sentimos la literatura a través de la visión difiere de la audición. Fiedler propone otro sentido, este es el lenguaje (5), él afirma que las expresiones artísticas son diferentes entre sí, una cosa es la expresión lingüística y otra la visual, pero ambas se pueden amalgamar en el aula de clase. La visión y la audición trabajan cuando vemos cine, no hay duda que la literatura colocada en el cine logra anclarse más fácilmente en la memoria consciente e inconsciente a través de sensaciones de luz, color y música. En la lectura actúa la imaginación que coloca a su amaño figura, sabor, olor, música y colorido a cada escena, pero como el ser humano es social necesita saber qué forma le dan otros a lo leído, y la representación en el cine hace posible este hecho, aunque ella misma sea la visión de una consciencia, visión que hará brotar un caudal de emociones con imágenes de colores, sonido y movimiento, ya no es solamente la materia tenue e incorpórea de la lectura sino la conjugación de los sentidos lo que hará que el hombre de hoy ame la literatura.

La forma como Orson Wells lee a "Otelo" difiere de como lo hace Franco Zeffirelly y ésta de otros que también han llevado al cine la exquisita tragedia de Willian Shakespeare, cada una provoca emociones distintas, cada una saca del alma un sentimiento con tonalidad diferente, si en la producción de Orson Wells sentí angustia, en la de Zeffirelly se perfiló el sentimiento de dolor, si en la de Orson Wells me solidaricé con uno y otro personaje, lo que ciertamente provocó esa angustia, en la de Zeffirelly mi solidaridad se derramó sobre Otelo ante el cuadro que recordaba su trágica niñez cuando fue arrancado de los brazos de su madre para ser esclavizado, esta escena no se puede pasar por alto sin que el corazón se conmueva y halla que detener el dolor que hace brotar lágrimas, ya uno entiende por qué Desdemona sintió piedad y amor por el triste moro. El hecho es que el cine alimenta a la lectura, fortalece ciertas escenas, solidifica los sucesos en la memoria y hace del arte de leer un delicioso placer.

Entre las página 316 y 319 del texto "Estética 1" de Georg Lukács aparece el tema de la proporcionalidad, las desviaciones en tal caso son deformaciones, por lo cual, para que una obra como la de Franco Zeffirelly se incluya dentro del arte es indispensable la proporcionalidad, reflejo de conexiones de la realidad objetiva y de la imaginación. Esa proporcionalidad es un factor que provoca placer estético y que logra arrancar del espectador una tromba de sentimientos que también pueden producir poesía. La exquisita música, la ensoñadora opera, la danza de colores, el resplandor vigoroso de luces, el mar bravío, los pasillos solitarios e imponentes, la divina Desdemona, el varonil Otelo, en fin, todos los hilos que tejen el bello tapiz de Zeffirelly se unen en total armonía y sabia proporcionalidad.


La lectura es como el amor, no acepta nunca el imperativo, a quien se le obliga a amar se le está pidiendo odiar, ver una obra en cine tampoco exige, sino que atrae y atrapa, es necesario pues que para entrar al libro se abran con maestría las puertas del amor por el mismo, el cine y otros medios audiovisuales permiten que tal deseo se haga realidad.
escrito por Sandra Moncayo

19 de Febrero del 2002

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