viernes, 6 de agosto de 2010

PASION DE CAMILLE CLAUDEL

Escultora francesa, colaboradora de Auguste Rodin. Nació en Villeneuve-sur-Fère y en 1881 se trasladó con su familia a Montparnasse en París, donde asistió a la academia Colarossi. En 1884 fue discípula de Rodin, del que pronto habría de convertirse en colaboradora y amante. Su obra de esa época está interrelacionada con la de Rodin, concentrándose en los retratos y grupos de desnudos en poses contorsionadas de temática alegórica y una ejecución de gran lirismo y sensibilidad. Expuso con regularidad y en 1895 recibió un importante encargo oficial. La relación entre Claudel y Rodin comenzó a deteriorarse en 1892, aunque continuaron en contacto hasta 1898. A partir de ese año Claudel se negó a seguir exponiendo su obra con Rodin e intentó alejarse de su estilo escultórico. Aunque continuó exponiendo en importantes salones y galerías, Claudel comenzó a sufrir penurias económicas y a aislarse cada vez más. Creía que Rodin había sido injusto con ella y empezó a imaginar que él y sus asociados la perseguían. En 1913 fue internada en el primero de una serie de hospitales psiquiátricos, en los que permanecería a intervalos hasta su muerte. Las cartas a su hermano, el escritor y diplomático Paul Claudel, constituyen un testamento conmovedor de sus frustraciones, desilusiones y creciente desesperación. Su obra permaneció en una relativa oscuridad hasta que en las décadas de 1970 y 1980 resurgió el interés hacia ella, gracias a una retrospectiva de su escultura que recorrió varios países y a la película Camille Claudel de Bruno Nuytten (1988), que contaba la historia de su vida.
"Las edades de la vida de Camille Claudel"

Pasó los 30 últimos años de su vida en el manicomio de Montdevergues. Allí murió sola. Abandonada por todo el mundo, incluida su familia. Camille Claudel (1864-1943) cargaba a sus espaldas 79 años de una vida tan dramática como fascinante. Y aún tendría que transcurrir mucho tiempo para que se reconociera su talento como escultora. Sobre todo, para que su personalidad artística volara por encima de su relación con Auguste Rodin. Su maestro. Su amante. Un genio déspota y ventajista, de la que Claudel fue víctima. Como lo fue de su familia ingrata y de la sociedad misógina y envidiosa de la época.
Una exposición en la Fundación Mapfre de Madrid, con cerca de un centenar de obras, una de las mayores organizadas hasta la fecha sobre la artista, arroja luz acerca de la obra y la tortuosa personalidad de Claudel. De un paseo por sus salas se extraen muchas conclusiones sobre su obra y sobre su persona. En el imaginario colectivo, ella conserva las trazas sensuales de la actriz francesa Isabelle Adjani, quien la resucitó para el cine en La pasión de Clamille Claudel (1988), de Bruno Nuytten, con Gerard Depardieu como Rodin. Las fotografías descubren una mujer de deslumbrantes ojos verdes con aura dorada y una infinita tristeza.

Hija de una familia pequeñoburguesa, desde muy joven mostró gran facilidad para crear formas con sus manos. Trabajar y moldear todo tipo de materiales. Pero el talento natural no fue suficiente y buscó la maestría de la técnica en un taller.
Pese a que la familia se opuso al sueño de la hija de convertirse en artista, su hermano menor, Paul, escritor y único amigo, consiguió que sus padres autorizasen la entrada de su hermana en un taller. Y que fuera nada menos que en el de Auguste Rodin.
En aquella época, Camille Claudel rondaba los 20 años y se encontraba en la plenitud de su belleza y de la fuerza creativa. Rodin y su alumna se hicieron amantes inmediatamente. Y los tormentos amorosos no tardaron en llegar. No es sólo que él fuese un hombre casado y promiscuo, sino que incluso tenía una "amante estable", Rose Beuret, que se convertiría en gran enemiga y pesadilla recurrente en la vida de Camille. La relación duró casi diez años. Y los ataques de celos y peleas fueron públicos y constantes.
Ella aprendió rápidamente y Rodin le permitió participar en muchas de sus grandes esculturas. Aunque, temeroso de su personalidad y talento arrasadores, intentaba rebajar su protagonismo en el estudio. Camille dejó escrita en su correspondencia de la época que él se aprovechaba de ella, que las obras que presentaba como propias eran producto de su talento menospreciado.
También hubo lugar para otros reproches. Por ejemplo, las vejaciones y humillaciones a las que le sometió Rodin, que solía exhibirse con otras mujeres delante de ella. Entre esta correspondencia hay una carta de Rodin, incluida en la exposición, en la que él deja por escrito la promesa, mil veces rota, de que ella sería la única mujer en su vida.
Obsesionada por el amor, Camille fue convencida por Rodin de abortar cuando quedó embarazada. De nuevo, le prometió que iba a abandonar a Rose Beuret. Todo fue mentira de nuevo y Camille, profundamente humillada, abandonó a Rodin. La artista, entonces, se encerró en su propio estudio y esculpió incansable cabezas de niños. La mayor parte de éstas fueron destrozadas inmediatamente. Los vecinos de su taller la oían aullar todo el día. Camille perdió su bellleza y su única relación fueron las decenas de gatos que vagabundeaban por el estudio.
Una tarde, tres enfermeros echaron la puerta abajo y le colocaron una camisa de fuerza. Por orden de su familia, fue ingresada en un sanatorio psiquiátrico próximo a París. Nunca más volvió a esculpir nada. Se le diagnosticó "una sistemática manía persecutoria acompañada de delirios de grandeza". Al final de su vida recuperó la cordura. Nadie la reclamó.
Fuente: El Pais. com

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